Seguidores

miércoles, 14 de septiembre de 2011

PARADÓN! :DD

Voy a hacer un paradón porqué tengo que escribir más relajada la continuación de esta historia.
Además estoy dedicándome en lleno a otro blog en el qué cuento millones de verdadeees!
http://porfinunaverdad.blogspot.com/
http://porfinunaverdad.blogspot.com/
 Pasaros si queréis seguir leyéndome. Os lo agradecería de corazón
( L )

miércoles, 7 de septiembre de 2011

-Bueno y ¿Ruth? -pregunté tras la lectura, sin pensar en la discusión de hacía unos minutos.
-¿Ruth?-dijo Angy asustada.
-Sí, Ruth, ¿quién va a ser si no?
-Bueno, a mí me envió un privado diciéndome qué no podía venir, qué a ti te había dicho la causa. 
-¿A mí?
Miré a todas indecisa de si debía preguntar aquello. 
-Sí, a ti.-corroboró Emma.
-Pues a mí no me ha dicho nada, ¡em! 
-Bueno, se habrá equivocado.-Nos calmó Bibi.
Parecía qué ninguna sospechase nada de qué Ruth estaba rara útimamente. ¿Era yo la única qué me estaba dando cuenta o qué? Me hice esa pregunta unas cuantas veces pero no logré encontrar respuesta convincente así qué decidí volver a mi lectura. Abrí el currículum y busqué la siguiente entrevista con desesperación, pero no, no había más. Sólo le habían echo unas cuantas preguntas insolentes y no conseguí llegar a ninguna conclusión. Observé más a fondo aquel papelucho qué es lo qué empecé a opinar de él una vez qué no le veía su parte intrigante. Nada, absolutamente nada. Los típicos datos, su dirección, fecha de nacimiento y poco más. Datos qué ya había investigado bastante, pues en la copia qué tenía figuraba su casa como la enfrente a la de Bibi y eso era imposible, porqué allí vivía un chaval qué no conocíamos pero teníamos de sobra inspeccionado. Una familia normal, su madre tenía una zapatería y el padre era profesor. Nada se salía de lo común y no, no tenía pensado pasarme por allí ni de coña, bastante verguenza me da verle por la calle, como para picar en su casa, era demasiado perfecto como para permitirme ir a buscarlo. Había llegado a un laberinto sin salida y yo tampoco tenía muchas ganas de seguir investigando, me había cansado de no disfrutar de las últimas semanas de verano. 

lunes, 5 de septiembre de 2011

Ese día de playa fue muy duro, yo estaba esperando a qué terminara pronto para poder leer de nuevo y mis amigas parecían divertirse haciendo sonrisitas a unos chicos qué estaban con su sombrilla cerca nuestra. 
-Me quiere a mí tía, mirad como me miras-dijo Angy haciéndose la pervertida. 
Últimamente, todas querían parecerse un poco amí, se que suena egoísta pero intentaban ser más liberales y deshinbibidas y sobre todo rebeldes. Nunca habían sido así, no sé porqué pero no eran ellas y eso me enfadaba.
-¡Guapo!-gritó Emma.
-¿Tías, qué os pasa? ¿Porqué hacéis éstas cosas?
-¿Cómo qué éstas cosas?
-Hombre Angy tú me dirás, hace días qué cada vez qué una nos mira con mala cara vosotros le contestais, qué intentais liarla en cualquier parte y.. vosotras no sois así. 
-Tía es qué últimamente se me ha pegado tu rebeldía sí.
-Emma tú por mucho qué te excuses no eres así, delante de tú querido David dijiste qué eras la más lanzada, y liberal. ¿Porqué finges ser lo qué no eres?
-Dani lleva razón, desde hace unos días qué intentais imitarnos un poco. Queréis tener mi parte bruta y la parte loca de ella-dijo Bibi defendiéndome con miedo a cagarla más de lo qué ya la había cagado yo. 
En ese momento un silencio nos inundó, cada una miró a un lado y siguió con su libro, canción o cosa qué estuviera haciendo antes de la pelea. Yo recordé tener las fotos qué hice a las entrevistas en el móvil y decidí mirarlas. 
22/01/1943
-¡Buenas! 
-Hola, por tercera vez hoy.
-¿Bueno se encuentra usted mejor qué esta mañana?
-Sigue estando usted aquí así que.. no, estoy igual.
-Mire Señorita Salazar, yo no quiero tener malos royos con usted, de hecho siempre le he dicho y le vuelvo a repetir si es necesario qué vengo a ayudarla.
-¿Los locos también están sordos  o qué? 
-¿No va a colaborar verdad?
-Veo qué ya me va conociendo un poquito más..
-Su actitud es pésima, y no he podido evitarlo.
-¿Evitarlo? ¿Evitar qué?
-Debe ingresar.
-Bueno entonces resulta qué ya tengo todos los  síntomas de loca o eso parece ¿no?
-Lo siento. 
-Prométame una cosa.
-Dígame.
-Prométame qué lo qué le conté no salga de nosotros. ¿Alguien, alguien lo sabe?
-¿Su historia? No no..
-Guárdela pero, intente qué mi caso sea cerrado y qué no busquen más pistas ni royos de esos, por favor, es lo último qué le pido, podría sufrir mucha gente.
-Está bien, lo haré.

miércoles, 31 de agosto de 2011

19/09/1942
-Hola, señorita Salazar. Me han contado qué es usted una señorita muy responsable.
-¿Quién es usted?
-Su ayuda.
-¿Un loquero no? ¡Qué tengo veinte años, no estoy loca jodér! 
-Ana, tranquilícese, no voy a tratarla mal ni vengo aquí a llamarla loca, solo quiero qué nos cuente lo qué pasó una vez más.
-Ya he contado todo.
-Ya pero, es qué ahora soy yo el que lo tiene qué saber.
-Prométame qué no se reirá.
-No tengo intención de hacerlo, pero si usted es lo bastante graciosa, no tendré más remedio qué reírme.
-Jaja.. Bueno al grano ¿no? Mis amigas y yo, formamos un grupo, un grupo muy especial. Desde qué todas empezaron a tontear con mi ex, el cual me hizo mucho daño, dejé paulatinamente de ir con ellas. Nos separamos bastante, hasta el punto de no saludarnos por la calle, por verguenza a no saber como explicar. Un día, Carmen me llamó, y me dijo qué tenían qué hablar conmigo. Cuando quedamos, me contaron qué desde hacía unos meses, concretamente desde la última vez qué nos vimos, ocurrían cosas muy raras. Pregunté qué tipo de cosas, pues a mí no me había pasado nada nunca y pensé qué se estarían riendo de mí. Me fui enfadada pero aquella noche en la playa del Cabo.. bueno yo las seguía para ver si tramaban algo, pues siempre les había dado miedo ir allí y las ví, vi como se metían en una cueva y desaparecían. Minutos después empecé a recibir como grandes bolas de agua qué me golpeaban por todos lados. Sé qué resulta raro, pero pensé qué habrían sido ellas, pero como el juez afirma qué estaban en su casa y de hecho hay pruebas empecé a dudar y recordando me di cuenta de qué vi unas sombras acuíferas, sombras como de gente echa de agua saliendo de la cueva en la que ellas se metieron y estoy segura de qué en ese lugar pasan cosas muy raras y.. ¡no estoy loca, de verdad! 
-No, no, nadie dice qué estés..
En ese momento sonó el timbre de la puerta, era Emma, tendría qué dejar la entrevista del día anterior a su entrada al psiquiátrico para otro día.

jueves, 11 de agosto de 2011

Esa noche no tuve la oportunidad de seguir leyendo el currículum de aquella extraña mujer. Sin duda escondía algo y ella misma lo afirmaba pero jamás lo diría, por lo menos a alguien tan desconocido como un simple médico. "Nunca diré la verdad sobre aquella noche, nunca, nunca, nunca.." Esa frase retumbó en mi cabeza durante toda la noche y no conseguí pegar ojo. La pasé entre capítulos de Aquí no hay quién viva y cabezadas de diez minutos. Claro qué a las 9 quedé totalmente en tronco, lo qué provocó qué a las 1 y media, cuando me tenía qué ir a la playa con ésta gente sintiera resaca de cocaína, maría y todo tipo de bebidas con alcohol, aunque no hubiera tomado nada. Me vestí y me maquillé (pues parecía qué me habían pegado una paliza en vez de ser tan solo un par de ojeras) lo más rápido posible para reencontrarme con mi ordenador lo antes que pudiera. Cuando acabé imprimí todas las fotos qué había echo en el psiquiátrico y me senté a esperar leyéndolas mientras esperaba a que Emma viniera a buscarme para reencontrarnos con las demás. Decidí empezar por el principio, me saltaría el currículum completo en sí, solo leería las entrevistas pero empezaría por la primera.
19/09/2002
-¿Qué pasó aquella noche, Señora Salazar?
-Ya esa pregunta me la habéis hecho, podríais dejar de perder el tiempo, si os apetece, claro está..
-Así qué te niegas a colaborar, ¿no es así?
-Ahí le has dado.
-Pues si no nos ayudas poco podemos hacer para ayudarte Ana. 
-Nunca diré la verdad sobre aquella noche.
-Entonces nunca podrás salir de aquí, si no nos das una respuesta convincente seguirás en tratamiento.
-Mire señor.. ya una vez conté lo qué pasó y mira donde estoy ahora, no pienso contar nada más ¿le queda claro?

jueves, 4 de agosto de 2011

-Si tú no tienes amigas..-respondió, dándose cuenta bastante tarde, del comentario qué había soltado.
-¿Qué has dicho?-pregunté cambiando de opinión sobre aquél tipo de forma instantánea.
Me miró y viendo qué no tenía ninguna excusa o algún otro reproche qué echarme (bueno más bien a Inma) en cara, bajó la mirada, intentando sacarse del lío.
-Perdona, he sido un poco borde.. Puedes entrar, si aún te apetece.
En ese momento volvió a sacar esa personalidad qué me había gustado de él, nada más verle. Aproveché qué se hacía pequeñito ante mí, pues creía qué me debía una, para sacar lo mejor de la situación.
-Claro, no te preocupes-añadí, entrando como Pedro por su casa en el despacho de uno de los gerentes de aquél sitio.
El lugar era precioso, una habitación de lo más ordenada y aconjuntada. Los muebles eran de color marrón claro, con pequeños dotes de rubio, en madera, qué a la vez se mezclaban con el verde del escritorio presidencial, una tabla de madera con cuatro patas de lo más acogedora, y con todas las cosas imprescindibles: Papelera, clínex, portafolios, ordenador, impresora, móvil.. todo estaba muy bien puestecito.  
-Es muy bonito..-dije para soltar tensiones.
-Sí, siempre me gusta tenerlo todo perfecto-se sinceró el jefazo-puedes mirar todos los expedientes aquí.. ¿Porqué tu amiga sigue en este centro no? O ya lo ha abandonado..
-Bueno, ayer le dieron el alta por unos días, se tendrá qué seguir haciendo pruebas y tal , pero prácticamente está fuera.
-¡Ah! Entonces su papelito deberá estar por aquí, puedes buscarlo.. Ahora vengo ¿vale? Confío en ti-dejó caer guiñándome el ojo.
-Demasiado..-susurré.
No me fue muy difícil encontrar el expediente de la tal Ana, mi supuesta amiguita. Su dirección procedía al final del expediente, aún así le hice un par de fotos a todo el conjunto de papeles qué tenían qué ver con ella y antes de qué regresara el señor tan señoriado, escapé hasta el cuarto de baño, me volví a cambiar de ropa y ZÁS! Volví a ser la de antes. Tampoco me costó demasiado salir de allí sin volver a encontrarme con nadie conocido (en las últimas 2 horas).. "Nunca los volveré a ver" , me tranquilicé. 


Rápidamente, volví a coger los dos autobuses de vuelta a mi barrio y me colé en mi casa lo más rápido qué pude.. Entré sigilosamente. Aún así mi madre sieeeeeeémpre:$ estaba pendiente. 
-¿Daniela?
-¡Mierda!-intenté decir lo más bajito posible.
-¿Qué horas son éstas de llegar?-preguntó sin esperar ninguna excusa convincente, y con un castigo ya preparado-Llevamos tres horas esperándote para cenar, aunque claro, no pienses qué nos hemos quedado sin comer.
-He estado en la biblioteca, mamá-dije.
-¿Hasta las 12?
Había llegado tan tarde a casa, porque perdí el autobús de las 9 y tuve qué esperar al de las diez. Entre parada y parada, no me había percatado, de que era tan tarde.
-No mamá, pero es qué luego me senté a leer en el parque de al lado. Estaba tan interesante el libro..-dije convencida.
Mi madre no pudo demostrar nada al contrario y se dejó caer.
-Está bien, sube a ponerte el pijama, pero te quiero aquí Ya.
Subí, y dediqué mi tiempo de ponerme el pijama en encender el ordenador, subir las fotos qué había echo al expediente de Ana Salazar y observarlas, a la vez qué me ponía mi comodísimo mono de Snoopy.  
Venían sesiones hechas a la paciente, era raro. Nunca había visto un expediente en el qué se incorporaran entrevistas.. Me dirigí a algún sitio por donde empezar a leer..
-Nunca diré la verdad sobre aquella noche, nunca.
-¡DANIELA! ¡Baja de una vez! 


DANI

martes, 2 de agosto de 2011

Me senté en la sala de espera..insinuando qué leía el periódico. Esperaba, algo qué me ayudara a entrar en el ordenador de registros para ver donde vivía Ana. En unos minutos pasó un señor, con un carrito, en el qué llevaba ropa recién lavada, o eso indicaba el cartel qué colgaba de éste. Disimuladamente, lo seguí. Dejó el carrito en la puerta de una habitación, a la cual entró. Miré por la rejilla, haber si me daba tiempo a coger algo de ropa, antes de qué llegara el desconocido
-MMM.. Por fin conmigo cariño-oí desde el fondo de la habitación, tras una puerta.
-¿Me echabas de menos?-decía el recién llegado con un tono sensual bastante atractivo.
-A ti no, a tu cosita.
-¿Sí? Pues mi cosita está deseando qué una loca la cuide. 
Estaba flipando, se suponía qué él era un encargado, y ¡estaba liado con una enferma!
En ese momento, oí una serie de gemidos, poco sonoros pero qué expresaban demasiado placer, y cerré la puerta. Vaya imagen mental, colega;) Por dios,lo mejór era, qué ella parecía bastante coladita por él, cuando daba asco, no tenía nada de sexy, ni romántico.. PUAAAAAGGGGGGGG! 
Bueno Dani, Concéntrate! 
Lo hice, y rápidamente me encargué de coger un uniforme, el primero qué encontré, y entré en el cuarto de baño de la planta. La verdad qué me estaba un poco pequeño, porqué siempre fui bastante larga.. De la camiseta, colgaba una tarjetita qué decía: Inmaculada Romero Cañas, habitación número 3. 
Antes de qué el " asqueroso " señor saliera de su estancia, cogí también una gorra del carrito, por si me volvía a encontrar con la recepcionista.. 
Volví a la entrada y le dije a la recepcionista qué si podía mirar una pequeña cosilla en el ordenador, qué venía de parte del jefe..
-¿Qué jefe?Anda Inma, ¿te has tomado la pastilla?-contestó desesperada.
-Será eso.. -dije mientras escapaba, viendo qué no caía. 
Mientras huía me choqué inesperadamente con un señor de piel morena, calvo, aunqué con bastante pelo en el resto del cuerpo y qué encima llevaba una tarjeta qué ponía: Dirección(Manuel Porta Íses).
-Perdón..Señor Porta.-me disculpé mientras tapaba muchísimo más mi cara, por si le resultaba conocido mi nombre y no en cambio mi físico.
-Está usted evolucionando Inma.. La veo más activa. Y tiene usted el pelo más claro. ¡Siga así!-me animó.
Cogió camino hacia una puerta, qué parecía ser su despacho. Antes de qué entrara lo llamé. Podría ser el destino, qué me daba otra Oportunidad.Parecía un buen tipo así qué me lancé a tutearle.
-Manuel, ¿podría pedirle un favor?-dije en voz muy bajita.
-¿Un favor? Sí claro.-dijo sintiéndose importante.
-¿Podrías dejarme ver el expediente de mi amiga, haber qué tal va?-solté-es qué creo qué no me cuenta todo y estoy muuuuuuuúy preocupada-exageré.
-¿De tu amiga?


DANI.