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jueves, 4 de agosto de 2011

-Si tú no tienes amigas..-respondió, dándose cuenta bastante tarde, del comentario qué había soltado.
-¿Qué has dicho?-pregunté cambiando de opinión sobre aquél tipo de forma instantánea.
Me miró y viendo qué no tenía ninguna excusa o algún otro reproche qué echarme (bueno más bien a Inma) en cara, bajó la mirada, intentando sacarse del lío.
-Perdona, he sido un poco borde.. Puedes entrar, si aún te apetece.
En ese momento volvió a sacar esa personalidad qué me había gustado de él, nada más verle. Aproveché qué se hacía pequeñito ante mí, pues creía qué me debía una, para sacar lo mejor de la situación.
-Claro, no te preocupes-añadí, entrando como Pedro por su casa en el despacho de uno de los gerentes de aquél sitio.
El lugar era precioso, una habitación de lo más ordenada y aconjuntada. Los muebles eran de color marrón claro, con pequeños dotes de rubio, en madera, qué a la vez se mezclaban con el verde del escritorio presidencial, una tabla de madera con cuatro patas de lo más acogedora, y con todas las cosas imprescindibles: Papelera, clínex, portafolios, ordenador, impresora, móvil.. todo estaba muy bien puestecito.  
-Es muy bonito..-dije para soltar tensiones.
-Sí, siempre me gusta tenerlo todo perfecto-se sinceró el jefazo-puedes mirar todos los expedientes aquí.. ¿Porqué tu amiga sigue en este centro no? O ya lo ha abandonado..
-Bueno, ayer le dieron el alta por unos días, se tendrá qué seguir haciendo pruebas y tal , pero prácticamente está fuera.
-¡Ah! Entonces su papelito deberá estar por aquí, puedes buscarlo.. Ahora vengo ¿vale? Confío en ti-dejó caer guiñándome el ojo.
-Demasiado..-susurré.
No me fue muy difícil encontrar el expediente de la tal Ana, mi supuesta amiguita. Su dirección procedía al final del expediente, aún así le hice un par de fotos a todo el conjunto de papeles qué tenían qué ver con ella y antes de qué regresara el señor tan señoriado, escapé hasta el cuarto de baño, me volví a cambiar de ropa y ZÁS! Volví a ser la de antes. Tampoco me costó demasiado salir de allí sin volver a encontrarme con nadie conocido (en las últimas 2 horas).. "Nunca los volveré a ver" , me tranquilicé. 


Rápidamente, volví a coger los dos autobuses de vuelta a mi barrio y me colé en mi casa lo más rápido qué pude.. Entré sigilosamente. Aún así mi madre sieeeeeeémpre:$ estaba pendiente. 
-¿Daniela?
-¡Mierda!-intenté decir lo más bajito posible.
-¿Qué horas son éstas de llegar?-preguntó sin esperar ninguna excusa convincente, y con un castigo ya preparado-Llevamos tres horas esperándote para cenar, aunque claro, no pienses qué nos hemos quedado sin comer.
-He estado en la biblioteca, mamá-dije.
-¿Hasta las 12?
Había llegado tan tarde a casa, porque perdí el autobús de las 9 y tuve qué esperar al de las diez. Entre parada y parada, no me había percatado, de que era tan tarde.
-No mamá, pero es qué luego me senté a leer en el parque de al lado. Estaba tan interesante el libro..-dije convencida.
Mi madre no pudo demostrar nada al contrario y se dejó caer.
-Está bien, sube a ponerte el pijama, pero te quiero aquí Ya.
Subí, y dediqué mi tiempo de ponerme el pijama en encender el ordenador, subir las fotos qué había echo al expediente de Ana Salazar y observarlas, a la vez qué me ponía mi comodísimo mono de Snoopy.  
Venían sesiones hechas a la paciente, era raro. Nunca había visto un expediente en el qué se incorporaran entrevistas.. Me dirigí a algún sitio por donde empezar a leer..
-Nunca diré la verdad sobre aquella noche, nunca.
-¡DANIELA! ¡Baja de una vez! 


DANI

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