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lunes, 11 de julio de 2011


El sol quemaba lentamente y con suspicacia los descoloridos tejados de las casas de la ciudad, mientras se respiraba un aire marino muy agradecido por algunos, aunque no para todos. Era Ocho de Julio de 2011, en plena época de crisis y miedos, aunque a mí no es qué me importara mucho a mi edad. La verdad, pasaba del tema y eso era una de las cosas que me caracterizaba, ser tan liberal. Pocos pensaban en divertirse y los qué lo hacía, lo hacían por el mal camino. Yo nunca me di cuenta de qué las cosas estaban cambiando, de qué yo estaba cambiando. Ahora lo sé, ahora qué echo un vistazo atrás me percato de lo diferente qué está mi sonrisa, mis ojos, mi cara en sí. Me conmueve pensar en mis antiguos amigos y me alegra pensar en los que tengo ahora.  Me doy cuenta de los errores qué cometí y nunca debería haberlos cometido, de las cosas qué hice bien y nunca me fueron agradecidas… Echando la vista atrás una se da cuenta de todo, pues nunca echas de menos lo qué tienes hasta qué lo pierdes, y nunca te das cuenta de lo precioso qué puede ser algo, hasta que puedes experimentar con él. Ese día estaba estirada en la habitación, obligando a mi cabeza a debatir entre escuchar un disco de Dani Martín o ver una película romántica adolescente. Era verano y los días se hacían largos a veces, pero rápidos casi siempre. Ese día era de los largos, no tenía nada qué hacer… Bibi estaba en una reunión familiar con su padre y sus hermanos, pues no la veían desde hacías semanas. Emma tenía qué limpiar, llevaba castigada meses por su escapada con David a las tantonas de la noche. Angy estaba en la peluquería haciéndose las planchas, y con su voluminoso pelo rizado le llevaría horas y Ruth… según ella estaba yendo a correr todas las tardes. Ése era el panorama, un rollazo total.


Así que pensé en mi Dani Martín, puse su disco, con la preciosa carátula encima del teclado del ordenador & me dejé llevar por su música & el precioso paisaje verdoso de la portada.  Me dejé llevar, los minutos pasaban muy lentos, tan lentos qué jamás imaginé qué pasarían, oía la tercera canción ralentizada, & veía el indicador de minutos moverse muy lentamente. Los ojos se me cerraban…
Soñaba con Álvaro, el chico perfecto de Logué (mi pueblo). No lo conocía pero aún así mi sueño parecía tan real… Me miraba, sonreía y me dedicaba un precioso discurso declarándoseme. Otra vez volvía a pasar lo mismo, y otra. UF! Qué feliz era en esos momentos. Me miraba, sonreía y me dedicaba un precioso discurso decla… ¡OH no!  Alguien me pega por detrás. ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? ¿Qué…? Intenté abrir los ojos, pero parecía qué tenían las llaves echadas, era imposible levantar los párpados. Me dolía la cabeza, cómo si realmente alguien me hubiera pegado, me retumbaba realmente fuerte & sentía dolor, mucho dolor. Tras un gran esfuerzo volví a oír la tercera canción del disco, qué se reproducía por quinta vez & volvía a ver el prado verde del cantante de mi vida. Por un momento me despejé de la realidad, pero la verdad era qué me seguía doliendo la cabeza. Me giré, intentando comprobar posibles culpables, como mis hermanos, pero no había nadie. Aún así sabía qué habían sido ellos.
-¡ANTONIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡ANTONIO, te estoy llamando! ¡ANTONIOOOOOOOOOOOOOOO!
-¿Queeeeeé?- me preguntó disimulando su culpabilidad, con esa vocecita de niño inocente.
-¡VEEEN YAAAAA! – estaba desfasada, me habían lastimado completamente. Además tenía la cabeza mojada. Pero no me percaté de nada rojo, así qué no estaba sangrando. No comprendía porqué estaba húmeda.
-¿Qué pasa?- me preguntó acercándose hacia mí, y poniendo una mueca bastante rara al darse cuenta de mi enfado.
-¿Te hace gracia o qué?- no contestaba -¿en?
-Yo… no sé de qué me hablas, tata. No he hecho nada.
-Claro, entonces, ¿esto qué es? –grité.
-No, no sé. – Respondió mientras lloraba desconsoladamente- Lo juro.
Lo miré fijamente, lo qué hizo qué llorara aún más. Debía admitir qué a veces podía dar mucho miedo & qué me había pasado, aún así no lo admitiría nunca.
-Anda vete, pero ésta te la guardo ¿queda claro?
-Si, sí tata, clarísimo.
Huyó, salió corriendo & se resguardó en su habitación como si hubiera visto un gigante de tres cabezas. Me había dolido joder. Estaba segura qué habían sido ellos, & al chico no iba a decirle nada… Debía pensar en otra cosa, sino quería qué el dolor perdurara hasta qué se me pasaran las ganas de pelea. Pensé en salir un rato, me daría un baño en la playa y todo se me pasaría. Tan sólo tenía qué coger la toalla y salir rumbo a la costa. Y eso hice, alcancé mi toalla, me puse el bikini y anduve hasta la playa más cercana. No había nadie, pues ya eran las once y poca gente se quedaba hasta tan tarde tomando un sol qué ya había desaparecido. Me senté en la arena, piel con piel, & cerré los ojos. Sentí la mayor tranquilidad del mundo, con el aire dándome en la cara & alejándose de ella mientras seguía su camino llevándose todos mis problemas…Pronto noté un poco de frío y empecé a temblar. Desperté de mi paraíso momentáneo y me di cuenta de qué tenía las piernas mojadas. Dirigí mi  mirada al mar, dispuesta a echarme un poco hacia atrás, pero estaba demasiado lejos, no podía haber llegado hasta dónde yo estaba. Miré a un lado y a otro por si habría sido algún gamberro nocturno de estatura no considerable. Pero no había nadie… Me resultó raro, pero tenía cosas más importantes en las qué pensar. Iba a darme un baño, pero mi móvil empezó a sonar, & aunque prometí no cogerlo hasta terminar mi tarde de terapia, pero era Angy, quizás tenía ganas de salir a última hora porqué ya había terminado de la pelu. Así que lo cogí…
-          ¿Quién es?
-          ¿Dani, eres tú?
-          Si sí claro qué soy yo.-respondí con rapidez, pues parecía alarmada.
-          ¿Estás con Ruth?
-          ¿Con Ruth? No, no… Se supone qué fue a correr a eso de las 7: OO  & luego se daría una ducha, me dijo qué no saldría.
Me di cuenta de qué pasaba algo.
-          Ruth no está Dani…- dijo Angy llorando- Ha desaparecido. Hace unas horas qué no llega a casa & tampoco volvió de correr, pues sus cosas no están en su habitación.
-          Angy, ¡angy! … Tranquilízate-yo no estaba tranquila- seguro qué llegará en unos minutos, se habrá parado a hablar con alguien.-dije insegura intentando qué no se me notara.
-          Dani, fue a la playa del Cabo.

Ambas sabíamos qué esa playa era demasiado peligrosa. Mucha gente había desaparecido allí. En ella, vivían todo tipo de traficantes, in transeúntes, etc… Era peligroso pasar por allí.
-          ¿Cómo qué a la playa del cabo? ¿Esta niña es tonta o qué? Lo qué yo te diga ¡nos ha salido gilipollas…! – grité con bastante cabreo como para qué me intentaran calmar.
Angy lloraba tras el teléfono mientras yo le soltaba mi retagila de insultos apropiados a la situación. Hasta qué me di cuenta de qué me estaba pasando.
-          Vale, vale. Angy, ¡para! Vamos a encontrarla ¿vale? Ella es fuerte aunque no lo demuestre. Además seguro qué no le ha pasado nada ¿en?
-          Si, claro, no tiene porqué pasarle nada.-dijo poco convencida mientras gimoteaba.

Colgué el teléfono sin ganas, pues me costaba dejar a Angy detrás de él de esa manera. Rápidamente me dirigí a mi habitación a vestirme. Me coloqué los pitillos más cómodos & a la mano que tenía, una camiseta básica & los deportes mientras me daba porrazos por todos lados debido a los nervios. Móvil, llave y a la calle…


                                                                                                                         DANI.

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